La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos. Jose de San Martín.

Editorial

Por Ana María Valentino
En este mundo cada vez más globalizado la sociedad se presenta día a día más deshumanizada e individualista.
Desaparecen valores e ideales nobles.Nuestros jóvenes estás sin brújula que los guíe.
Sus padres ocupados por sobrevivir o por tener más y más..
Es tiempo de REFLEXIONAR. De mirar hacia adentro y reconocer mezquindades y falencias, es tiempo
de proponernos un cambio profundo, para nuestro bien y el de las generaciones futuras.
EL general José de San Martín no sólo nos legó la libertad como Nación sino que también nos dejó sus enseñanzas de vida.Las Máximas a su hija Mercedes hablan de su sabiduría , su grandeza y su humildad, condiciones que lo caracterizan mas allá de su gloria militar.
Leyendo esas Máximas es posible comenzar a reflexionar sobre nuestras propias actitudes de vida,disponernos a asumir nuestros errores y proponernos un cambio. Comprender que la soberbia y el materialismo desmedido no conducen nada bueno ya será una forma de aportar un granito de arenapara construir una sociedad má s humana y por consiguiente una PATRIA mejor.
Tomemos como referencia las enseñanzas de nuestro General y tratemos de inculcarlas en nuestros niños desde pequeños tal como él lo hacia en su hija Merceditas,y no dudemos que el tiempo dará sus frutos.

domingo, 7 de marzo de 2010

La mesa del Libertador General San Martín (primera parte)

Manuel Alejandro Pueyrredón, joven oficial que estuvo con San Martín, recuerda que este en Mendoza, comía solo en su cuarto, a las doce del día, un puchero sencillo,un asado,con vino de Burdeos y un poco de dulce. Lo hacía en una pequeña mesa,sentado en una silla baja y "no usaba sino un solo cubierto".Después del austero almuerzo dormía unas horas de siesta. A las tres de la tarde asistía a la mesa de los oficiales, que presidía, solo para conversar.
Según Tomás Guido muchas veces el general entraba a la cocina , y le pedía al cocinero lo que le parecía mas apetitoso.A pesar de su sencillez en la comida, la mesa de sus oficiales era preparada por reposteros de primera clase, dirigidos por el famoso truche, de gastronómica memoria.
Todos los contemporáneos opinan que el Libertador era en extremo frugual a causa de sus problemas digestivos.
Volviendo al testimonio de Pueyrredón, San Martín,"era conocedor de vinos y se complacía en hacr comparaciones entre los diferentes vinos de Europa, pero particularmente los de España, que nombraba uno por uno describiendo sus diferencias, los lugares en los que se producían y la calidad de los terrenos en los que se cultivaban las viñas.Estas conversaciones, las promovía especialmente cuando había algún vecino de Mendoza o San Juan, y sospecho que lo hacía como por una lección a la industria vinatera a la que por lo general se dedican esos pueblos cuyanos".

Texto extraído de un estudio de Roberto Elizalde

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